Sentirnos que no estamos solos en esta lucha de todos los días.
Por eso aquella vez, cuando una compañera vino angustiada a buscar consuelo, porque una nena le había preguntado si tenía halitosis, me indigné junto a ella de aquel descaro.
Años después, y por esas cosas del azar, descubrí lo que realmente le había preguntado la pequeña e inocente lectora.
