Quizás la culpa de todo la tenga el alma perversa que inventó el oscuro, interminable, obsceno juego: "ni sí ni no, ni blanco ni negro".
Una abominación que, en una de sus variantes, nos invitaba a entrar a un negocio sin que pudiéramos pronunciar las palabras que necesitábamos para precisar lo que queríamos.
-Hola... ¿Tenés un libro nuevo de una editorial rara que en provincia no se consigue?
11 comentarios:
"Y cuyo título no me acuerdo", le faltó agregar al cliente. O "cuyo título no quiero acordarme", para darle un toque quijotesco, pero ya es pedir demasiado, no?
No puedo precisarte el nombre del autor y no vas a creerme pero no se bien para que edad está sugerido... ¿me indicas en que estante esta?
Es que no se pueden inventar estas escenas... barrilete cósmico.
"no... del autor no me acuerdo. y el título... algo de 'amor', no sé qué. ¿no te suena?"
ese...........el que tiene, eeeeh, en la tapa.....unas palabras con un dibujito..............
jajajajjaj!!!!
Jajaja, buenísimo!
Las distintas variantes de los comentarios son, tristemente, reflejos de lo que suele pasar.
Me siento un poco menos sola...
Padre e hijo (de P, ambos) entran al local y piden "Frankestein"..... a lo que indago, ¿de alguna editorial en particular? -Si, de Shili (en alusión a quién lo escribió, confundidos éstos, con la editorial).
A.P. (recién me doy cuenta que mis iniciales son también las del mall donde trabajo).
Jajaj buena interacción, son las cosas de la interpretación y de un buen lector.
Siento que la infancia es la protagonista de nuestro papel como adultos es la realidad de lo que seremos.
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