"En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y Dios vio que estaba bien. El verde de los árboles, la altura de las montañas, el croar de las ranas. Todo era armonía. Y entonces Dios creó el primer mostrador... y una hueste de clientes surgió de las tinieblas. Y Dios calló y el mundo ya nunca fue el mismo".

jueves, 21 de febrero de 2008

Travesuras de la niña mala

-Hola, necesito media docena de empanadas.

Me doy vuelta. Un niño me mira riéndose, mientras dos amigos lo esperan unos metros atrás. Sin poder contener la risa, repite el pedido.

-Media docena de empanadas... ¿no venden, no?
-No.

Se va. Feliz, supongo, por haber cumplido con éxito una prenda.

Un ser humano normal se hubiera reído. Hubiera festejado el chiste con una sonrisa. Quizás hasta le hubiera despeinado la cabellera, mientras le contestaba que se le habían terminado todas unos minutos antes. Un ser humano normal, tal vez. Pero no alguien que escucha cosas similares todos los días, de boca de adultos que hace rato han perdido todo rastro de inocencia.

18 comentarios:

JM Bouthemy dijo...

¡Qué grande el pibe! Cuántos recuerdos...
Para los porteños que no somos "de barrio", los centros comerciales eran un patio de juegos. Nosotros entrábamos a los negocios pidiendo calcomanías, bolsas u otras cosas gratis; o hacíamos muchas preguntas de precios y no comprábamos nada; o decíamos "¡y yo que le iba a comprar!" cuando nos echaban; o jugábamos a las escondidas entrando y saliendo de los locales... Pero la de las empanadas creo que nunca, NUNCA, la había escuchado. Genial.
Saludos.

Fodor Lobson dijo...

le hubiera preguntado usted:
¿de carne, de pollo o de jamón y queso?

PerSe dijo...

que triste... el perder la inocencia, o al menos, el no festejarla

Gabriel Losa dijo...

Buen, che, pero pobre pibe.
El no tiene la culpa de que sus mayores sean imbéciles.

Pero bueno, por lo menos no lo sopapeaste.

Daniela Lucena y Gisela Laboureau dijo...

que bueno! me hiciste acordar de las prendas horribles que tuve que hacer por mi barrio...

Ajenjo dijo...

Tomelé el pedido y ya.

Guille dijo...

no me esperaba ese desenlace.
definitivamente yo me habría reído, o le habría revuelto el cabello con gesto amigable =)

Anónimo dijo...

Yo hacia negocio, y arrancaba ahí nomás con el repulgue.

ojos de suri dijo...

Yo lo asocio todo con libros. Me habría quedado muda haciendo una conjunción paradigmática de todos los libros posibles donde tengan empanadas en la tapa. Un garrón!
Capitán, lo entiendo, estar detrás del mostrador hace que se pierda el chiste.

Saludos!!!
(Como siempre una contentura).

Unknown dijo...

uhm... y si te tiras a un pozo?

Maguitxu dijo...

No deje que los sombreros le oculten la boa que se comió un elefante.
Le deseo que pueda seguir viéndolos.

Prof. Glissendorf dijo...

El asunto de la relación entre las empanadas y los libros para los chicos ha sido largamente observado, estudiado y revisado. Grandes personalidades de la ciencia han dedicado etapas enteras de sus vidas a la cuestión. Sin embargo, aún cuando sus resultados están a la vista y son innegables, sus causas permanecen ocultas a nuestro conociemiento. También permanece oculto a nuestro conocimiento el sexo de los poímeros reticulados en dos y por qué Sibarita es tan rica. Pero lo importante es no dejarse abatir y seguir en la búsqueda.

Saludos cordiales.

meridiana dijo...

Pero porqué no lo encadenó en el sótano de la librería?

En algunos casos añoro la edad media...

Saludos
Lilián

Paula dijo...

Me reconozco absolutamente en esa niña (por suerte no a mi edad actual, claro).

Capitán Burton dijo...

JM Bouthemy: hay adultos que aún siguen jugando a esos juegos.

Fodor Lobson: sí, estuvo lento.

PerSe: a veces es complicado festejar cuando se acumulan las tareas, el día parece cada vez más largo y el fantasma de la temporada de textos se aproxima.

Polzúnkov: después me dio lástima no haberle festejado el chiste, pero como dije antes, en ese momento era lo que menos necesitaba.

Morkelik: me alegro que lo haya disfrutado.

Ajenjo: tendría que haberlo hecho.

Guille: lo mismo que dije antes, a la distancia el chiste me causó gracia.

Checha: tiene razón.

Ojos de Suri: si hubiera estado un poco más distraído hubiera ido a fijarme si tenía algún libro llamado "Media docena de empanadas".

Maguitxu: gracias por esta mención a "El princesito".

Prof. Glissendorf: sin palabras. Me ha matado de risa.

Meridiana: en el sótano tenemos a los clientes que pidieron el libro de quejas.

Baterflai: el problema son los adultos que juegan a esos juegos, y sin siquiera saberlo.

Anónimo dijo...

Es que en la vidrieras hay tantas tapas...

Anónimo dijo...

"Travesuras de la niña mala" es el título
..pero
es un niño el que pide las empanadas
me desconcerté

Santiago Maisonnave dijo...

Capitán, ¿a usted también le piden descuentos por motivos insólitos? Cuando trabajaba en una librería de La Plata, así sucedía... una vez me preguntaron si había descuento para remiserías... fíjese usted.