Muy de tanto en tanto siento que todo mi sistema de creencias se viene abajo. Que todo lo que creí era falso.
Siento lo mismo que hubiera sentido Jesús si, al estar clavado en la cruz, hubiera visto pasar a
Buda caminando tranquilamente por debajo.
Lo veo cruzar la puerta, caminar hacia la caja, moverse como se mueven todos los demás, y sin embargo al minuto de estar hablándome noto que me cae simpático.
Busco en mí esa sensación de malestar, de rechazo; husmeo entre su sonrisa, entre sus gestos afables y no logro encontrar nada.
Milagrosamente ese cliente es buena persona.
Dichoso, con un sentimiento de paz hacia el mundo, le sonrío a la próxima
clienta que viene detrás, diciéndome que han llegado los buenos tiempos.
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Cobrame rápido que llego tarde al cine. Me
hacés descuento en efectivo? Era para regalo. Ustedes no lo envuelven? Ay... no
tenés otro moño más lindo? Es para una nena, viste?