Por qué? Si cuando cruza la calle no se detiene a hablar con nadie. Cuando toma un taxi reza por que el tachero esté afónico y a lo sumo lo que hace es asentir cada tanto con la cabeza mientras mira distraído por la ventana. Cuando el ascensor está lleno realiza el más perfecto y riguroso análisis a la punta de sus zapatos. En los cines prefiere susurrar y odia a los que levantan la voz llamando la atención de todos. Por qué? Si odia las reuniones familiares en donde tiene que contar la misma anécdota todos los años. Si nunca fue el gracioso de la clase. Si jamas en su vida se le ocurriría subirse a un escenario y tratar de hacer reír al público. Por qué entonces cuando ve el mostrador tiene la necesidad, el deseo irreprimible, de hacer un chiste? Por qué no puede simplemente pagar el libro e irse lejos? En silencio.
Todo cliente es un cómico stand-up en potencia. Debajo de esos trajes, bajo el nudo de la corbata, disimulados por los anteojos hay un cómico que busca desesperadamente un mostrador. Como Superman con las cabinas, les basta ver el mármol reluciente con la caja registradora para despojarse de sus ropas y dejar salir al cómico.
Los vemos venir, todos los días, a todas horas. No hay disfraz que pueda ocultarlos. Ahí estaremos siempre, al pie del cañón, con nuestras mejores sonrisas de Kriptonita.
"En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y Dios vio que estaba bien. El verde de los árboles, la altura de las montañas, el croar de las ranas. Todo era armonía. Y entonces Dios creó el primer mostrador... y una hueste de clientes surgió de las tinieblas. Y Dios calló y el mundo ya nunca fue el mismo".
sábado, 3 de febrero de 2007
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4 comentarios:
Capitán, llegué a tu blog por el blog recomendado de La Voz on line.
Una pregunta, vos no estás en Córdob trabajando, no? Porque eso del cliente stand-up que pusiste me hizo pensarque laburás entre no-cordobeses porque sino estarías acostumbrado al "chiste de vuelto" que damos por estos lados. Yo siempre lo hago porque me parece que es como agradecer por la buena onda a pesar del cansancio de tener que lidiar con tanta gente. En fin, diferencia de códigos, supongo.
Mi experiencia como asidua revolvedora en las librerías es que hay mucha gente trabajando, sobre todo en las grandes cadenas como El Ateneo, que no tiene idea de la vida. El único que la tiene clara es un tipo grande, de unos 50 años que siempre da con el libro justo y te atiende con toda la buena onda de un buen librero.
Eso si, esta librería es muy de best seller y libros un poco mas "serios" no encontras, por lo menos en Cba.
Saludos y te agrego a mi google reader para seguirte leyendo
El Capitán Burton agradece su comentario. Su naturaleza errática no lo permite definir como nativo de alguna tierra en particular.
Conocedor de la vida, sabe que la misma frase en bocas distintas puede causar efectos diversos.
El Capitán Burton aborrece con toda su alma a lo que él da en llamar “el cliente en estado puro”. Aquel que, una vez entrado en trance, desconoce la moral y las buenas costumbres. Aquel que antepone sin dudarlo los derechos del consumidor por sobre los derechos humanos. Aquel que, como un alquimista, trastoca las palabras más simpáticas en frases agrias carentes de sentido.
Hacia él es a quien apunta sus cañones.
Respecto al otro tema, el librero como un matusalén, no faltará oportunidad para que el Capitán Sir Richard F. Burton se expida con generosidad.
Capitán, estoy a tu lado en esta lucha. Es por eso que está tu link en mi blog, blog que habla de experiencias en el mundo laboral. Por supuesto, no espero lo mismo a cambio. Me contento con ir encontrando de tanto en tanto a aquellos que comparten la misma causa para poder sincerarnos anónimamente. Ese es mi premio.
"Todo cliente es un cómico stand-up en potencia."
Esa frase me iluminó la mañana como una verdad revelada.
Tres años en un kiosco y nunca lo hubiera podido resumir así.
Gracias que existen los libros. Encerrada entre cuatro paredes, con las golosinan amenazándome con hacerse carne en mí (o más precisamente grasa saturada), sin mis aliados en letra de molde no hubiera podido resistirlo.
No te envidio los clientes, pero te envidio tantos libros tan a mano...
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