En algún momento la sociedad va a aceptar que es una sociedad de consumo. En el futuro, autores como Marx quedarán en el olvido y en las escuelas darán como materia "clientología". Hasta que eso suceda, dudo que el ser humano sea capaz de formar por si solo una fila.
Les basta ver un mostrador para abalanzarse como si se tratara de una presa moribunda. Lo rodean, recelosos entre si, tratando de conseguir el mejor botín. Son animales carroñeros con una tarjeta Visa en el bolsillo.
"Ah.. estaba usted? no me di cuenta.. Esa es la fila? no la vi... Sigo yo! (dicho al unísono)... Me cobrás? Ah.. esas 9 personas también quieren pagar?".
En todos mis años de trabajo jamás vi a alguien que le ceda el lugar a una mujer embarazada o a alguien en silla de ruedas.
A veces me gustaría cerrar los ojos y despertar en el año 2355. En un mundo frío, sin sentimientos, todo plateado y artificial... pero que linda que se ve la gente detrás de los mostradores, bien derechitas y en silencio.
"En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y Dios vio que estaba bien. El verde de los árboles, la altura de las montañas, el croar de las ranas. Todo era armonía. Y entonces Dios creó el primer mostrador... y una hueste de clientes surgió de las tinieblas. Y Dios calló y el mundo ya nunca fue el mismo".
lunes, 12 de febrero de 2007
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6 comentarios:
de una dulce ironía.
genial
una fila
claro
no es tan dificil
es que nos complicamos en todo sentido
yo odio esas filas
de todas formas un buen libro vale la pena
quizas uno malo tambien
espero no haberte molestado yo alguna vez con dichos como "mi amiga es rubia y le gusta la coca cola...que libro le puedo regalar"
muy bueno
Los animales carroñeros con la tarjeta Amex Dorada son peores..pero hay de todo en la jungla libreril
Dani T
capitanes y doctores dejen luchas y pacientes y ponganse a escribir
estoy de acuerdo cpm anonimo, me meti varia veces y nada!
escriban
El Capitán Burton (respectivamente)... agradece el primer comentario, le asegura a Mika que ya hablará sobre la situación expresada en sus últimas líneas, estrecha la mano a Daniel T., sonríe con la alusión a luchas y pacientes y promete a la srita. María que hará lo posible para satisfacer vuestros deseos.
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